Simón Colina, siempre con las maletas preparadas para recorrer cualquier rincón del mundo
Comenzó a jugar al fútbol muy pronto y desde entonces no ha parado. Simón Colina Domínguez (Barcelona, 7 de febrero de 1995) es un apasionado del fútbol. “Desde muy pequeñito, que jugaba con mi padre. A los cuatro años empecé jugando en el Sils, el equipo de mi pueblo, hasta los diez años. De ahí me fui al Girona, que era lo que tenía más cerca, y estuve dos años. Luego, desde los doce hasta los dieciocho estuve en la cantera del Barcelona”.
Su paso, siendo tan joven, por el club azulgrana lo califica como “una experiencia inolvidable. Me siento un privilegiado y lo valoro más ahora que cuando estuve allí. Es un lujo poder haber aprendido de entrenadores muy buenos y de compañeros que ahora mismo están en la élite”. Desde los 16 años estuvo viviendo en La Masía, pero su espíritu inquieto pronto le llevó a emprender nuevos retos fuera de España.
Dos años en Escocia
Con 18 años, “me aventuré a irme al extranjero. Me fui a Glasgow, a Escocia”, cuenta Simón Colina. “Un ojeador me vio jugando la Copa Catalunya contra la Damm. Me dijo que tenía contactos con un club escocés, el Partick Thistle, que en aquel momento estaba en la Primera División; fui a hacer una prueba y me ofrecieron un contrato de dos años. Lo vi como una oportunidad única, pensé que era el camino más corto para convertirme en futbolista profesional”.
Salir al extranjero, aprender inglés… La oferta tenía todos los alicientes que Simón Colina necesitaba y vivió “una experiencia positiva, lo que pasa es que fue un cambio muy drástico. Yo venía de la cantera del Barça, donde todo se basaba en juegos de posesión, rondos… Pero en Escocia se trabajaba mucho en gimnasio, muchos intervalos, era todo muy físico. Fue complicado adaptarse”.
Pequeñas lesiones le impidieron debutar con el primer equipo hasta en dos ocasiones. “Jugué partidos con el equipo Sub-20, porque aún tenía edad para ello, aunque estaba en dinámica de primer equipo, pero la experiencia fue buenísima porque ahora me puedo ir a cualquier lado y hablo inglés”, explica Simón Colina, que además de haber aprendido varios idiomas ahora está estudiando online un grado superior de acondicionamiento y gestión deportiva.
Inició una trayectoria que le ha llevado a recorrer un buen número de países: Chipre, Polonia, Noruega e Islandia. “Realmente yo soy alguien que está abierto a ir a cualquier lado. Nunca me ha importado, es más, me atrae. Me encanta conocer distintas culturas, distintas formas de vivir y lo disfruto. Hay momentos duros, tienes que adaptarte, pero yo lo vivo como una experiencia más. Tienes el lujo de viajar, que me apasiona, y haciendo lo que más amas, que es jugar al fútbol”, comenta el jugador catalán.
Como futbolista, Simón Colina se define como “un mediocampista creativo, que le gusta llevar el ritmo del partido. Soy de filtrar balones entre líneas, pero además en la faceta defensiva no tengo ningún problema, algo en lo que he mejorado muchísimo desde que me fui al extranjero. Soy un jugador de equipo, de mantener la posesión y perder pocos balones”.
Tras su paso por Noruega, el pasado año cerraron las fronteras y se quedó en España para “firmar por el Peralada, de Tercera División. Es un club genial, con gente encantadora, me sentí como en casa y era mi primera experiencia en España como futbolista ya no en edad juvenil. Fue un contrato muy corto, hasta finales de temporada, y luego se me presentó la oportunidad de ir a Islandia, emprender otra aventura. Las maletas están hechas siempre…”.
Esta vez la experiencia no fue tan gratificante, porque el entrenador que le convenció para ir al Vikingur Olafsvik islandés dejó el equipo casi nada más llegar Simón Colina y el nuevo técnico, diferente al anterior, “optó por otro tipo de jugadores. Disfruté del país, de la experiencia, pero no disfruté del fútbol”, narra Simón Colina.
Estar en un grupo
Así que ahora quiere volver a sentir la felicidad que siempre le ha proporcionado el fútbol y, para ello, se apuntó para formar parte de la Selección AFE Fútbol. Cuenta que lleva “afiliado a AFE desde hace bastante tiempo. Los jugadores que habían estado aquí hablaban maravillas de las Sesiones AFE. Pensé, me encuentro sin equipo ahora mismo, estoy entrenando por mi cuenta, así que es mucho mejor estar en un grupo y, sobre todo, si hablan tan bien de estas Sesiones AFE”.
Y al incorporarse a esta Selección AFE Fútbol, dice que se “ha llevado una sorpresa enorme. El cuerpo técnico, delegados, fisios… Son unas personas extraordinarias. Esto nos hace sentir que formamos parte de un grupo, te sientes profesional porque la organización es impecable”.