Jorge Gotor: Del infierno de Irak al paraíso de las Maldivas
El futbolista español lleva muchos años ejerciendo de embajador en diferentes lugares del planeta. Nuestro fútbol es reconocido de manera notable y de ello se han aprovechado muchos para ganarse la vida más allá de nuestras fronteras. Uno de ellos es Jorge Gotor Blas (Zaragoza, 14 de abril de 1987), que cuenta con una extensa carrera deportiva y que ahora se gana la vida en las paradisíacas Maldivas.
El defensa aragonés disfruta de la experiencia en el New Radiant SC, el club más potente del país bañado por el Índico, pero no todo ha sido felicidad a lo largo de su carrera deportiva. Tras años jugando en Segunda B (Zaragoza B, Espanyol B, Real Murcia, Getafe B, Atlético Baleares, Guijuelo y Club Deportivo Sariñena), Jorge dio un brusco giro a su vida y aceptó una sorprendente propuesta, convirtiéndose en el primer futbolista español en aterrizar en Irak.
Era la temporada 2013-2014 y emprendió la aventura lleno de ilusiones, también con cierta incertidumbre porque se trataba de un viaje a lo desconocido, a uno de los lugares más convulsos del mundo. En el Arbil FC de la Liga Premier de Irak dejó huella con su fútbol, otra cosa fue la complicada vida que le tocó sufrir en un país castigado por la guerra y con una inseguridad latente en todo momento. En un momento dado, AFE tuvo que intervenir porque la situación del zaguero era realmente complicada.
Gotor emprendió posteriormente una breve aventura en el Mitra Kukar de Indonesia antes de regresar a España para jugar en el Eldense. Pero el club indonesio llamó de nuevo a su puerta y regresó a Asia. Fue el año pasado, cuando apareció una tentadora propuesta que no rechazó. Ahora disfruta en la Dhivehi Premier League y la Malé League, las dos competiciones que se disputan en Maldivas. Nada que ver con aquella experiencia en Irak.
A orillas del Índico disfruta del fútbol con tranquilidad, nada que ver con lo que padeció en Irak hace años. Eso sí, “no me paso los días tomando el sol”, comenta Gotor a O11CE Metros. Fue el primer futbolista español en jugar en tierras iraquíes y cuando aceptó la oferta de seis meses que le hizo el Arbil FC, “sabía que la decisión era arriesgada”. Pero las cosas le fueron de maravilla, ya que ganó el título de liga y disputó la AFC Cup asiática, equivalente a la Europa League, “una experiencia increíble que me permitió viajar por muchos lugares del continente”.
“Todo era perfecto porque la ciudad era tranquila y por eso renové seis meses más. Los estadios siempre estaban llenos y disfrutaba del fútbol”, recuerda, pero muy pronto la situación empezó a mutar. “Poco a poco, el ISIS empezó a acercarse a la ciudad y, lógicamente, comencé a preocuparme. Un día bloquearon las redes sociales, con lo que se cortó la comunicación con el exterior”. El ambiente en la ciudad se iba cargando de tensión, “cada vez veías más policías y militares… y me alarmé”, dice. La inquietud de su familia, lógico, también iba en aumento. El fútbol pasó a ser algo secundario.
Llegó un momento en el que la situación era tan mala que Gotor pidió a su club que le dejaran salir. “Pero no lo hicieron… Es más, el club se quedó con mi pasaporte y se negó a devolvérmelo, lo que me impidió abandonar el país”. El futbolista, desesperado, contactó con AFE en busca de una solución. Con la ayuda de nuestra asociación y de la embajada española, Jorge encontró una salida. Se le facilitó un pasaporte provisional, AFE pagó el billete de avión y pudo emprender el viaje de regreso a España. No sin temor, “pues en el aeropuerto alguien me podía reconocer y retenerme”. No sucedió, “aunque las últimas horas se hicieron eternas, con el miedo metido en el cuerpo”. Por cierto, el pasaporte de Gotor se quedó allí, en las oficinas del Arbil FC, que poco después le hizo una nueva oferta para que regresara. No lo hizo.
De Indonesia a Maldivas
Volvió a hacer las maletas, esta vez para fichar por el Mitra Kukar de la Superliga de Indonesia, club en el que militó durante dos temporadas, con parada en el Eldense, entre ambas. “Otra experiencia espectacular en un país que vive el fútbol con mucha pasión y donde los estadios se llenan siempre”. La vida en Indonesia le llenaba, pero surgió la oferta del New Radiant a principios del 2018 y no lo dudó. Con un entrenador español, Óscar Bruzón, y un compatriota en la plantilla, Ángel Luis Ruiz Candela, la decisión fue más sencilla de tomar. “Acerté al venir a Maldivas. El sueldo te permite vivir sin problemas y ahorrar con vistas al futuro. Me encanta conocer nuevas culturas, vivir experiencias diferentes y tuve claro que lo mejor era aceptar la oferta del New Radiant”, club con el que el pasado mes de junio ganó la Malé League, competición previa antes de disputar la Dhivehi Premier League.
La vida en Malé, la capital, es tranquila. El interés por el fútbol no es excesivo, tampoco en los medios de comunicación. Un futbolista vive de manera anónima, “con mucha tranquilidad”. Apenas acuden a los partidos del New Radiant dos mil espectadores, pero Gotor insiste en que la aventura merece la pena. “En la Segunda B de España solo los clubes punteros pueden pagar lo que se gana en Maldivas. Venir ha sido una aventura positiva y el futbolista español está muy bien valorado”. Jorge vive solo en un apartamento y admite que “es duro, echas de menos a la familia y amigos, pero me ha hecho más fuerte mentalmente”. Y es que jugar en el paraíso “no es estar en la playa debajo de una palmera a todas horas…”, concluye.
Caos en el Edén
Las Maldivas evocan espectaculares playas, rincones de una belleza superior, aguas cristalinas, palmeras… Pero no todo es paradisíaco en este lugar del planeta y así lo corrobora el futbolista español. “No todo es como la gente piensa”, señala Gotor, que califica de “caótica” la vida en Malé, la capital de la república. Se trata de una ciudad con una tremenda densidad de población, “vive mucha gente y es muy complicado moverse a diario”, recalca. “La gente se mueve sobre todo en moto y como las distancias son muy cortas, suelo ir andando a los sitios”.
Los entrenamientos están fijados por la tarde, así que aprovecha las mañanas para entrenarse en un gimnasio o pasear por algunas playas de la capital. Cuando dispone de algún día libre, “visito islas cercanas, lugares espectaculares”. Se desplaza en hidroavión o en un barco rápido para disfrutar de rincones de una belleza natural espectacular. “Buceo entre tiburones, tortugas y todo tipo de animales”, explica Jorge. Las ofertas de ocio en Malé son escasas y el futbolista prefiere disfrutar de su tiempo libre en otros lugares.
Malé tiene una amplia oferta de restaurantes y cafeterías, con unos “precios tal vez más elevados que en España”, explica, por lo que habitualmente come y cena en su casa. Cuando lo hace fuera, subraya, “toca elegir bien el sitio porque a los locales les gusta la comida picante”.
1×1 de la Liga de Maldivas
Nivel futbolístico
“El nivel no es muy alto, sería equivalente a un equipo de Segunda B de mitad de tabla hacia abajo o puntero de Tercera División. Obviamente, los extranjeros son los que más destacan. De los ocho equipos que hay, el New Radiant y dos más están por encima del resto”.
El vestuario
“El ambiente es muy bueno porque los jugadores de Maldivas tienen muy buen humor. Me acogieron muy bien. Es un país musulmán y lo de rezar lo llevan a rajatabla. Antes de los entrenamientos y los partidos, todos rezan durante unos minutos, mientras que los extranjeros nos retiramos para dejarles intimidad”.
Los compañeros
“No es como en España, no solemos quedar para cenar o comer en grupo. Lo hacemos habitualmente los extranjeros, mientras que los maldivos sí tienen más contacto entre ellos lejos del fútbol. Eso sí, hay mucho compañerismo. Nos comunicamos con el inglés sin problemas”.
Los entrenadores
“No hay muchos entrenadores extranjeros, que son los que más destacan. Hay mucha diferencia en cuanto a metodología de entrenamiento, táctica, etc. Los de fuera destacan considerablemente en relación con los técnicos locales, sus equipos están mucho más trabajados y eso se nota en los partidos”.
Las estrellas
“Obviamente, los extranjeros somos los que más destacamos. En el New Radiant hay muchos que juegan en la selección de Maldivas y hay un par de ellos que tienen más nivel. Son las figuras nacionales. Quitando algunos, no hay muchas diferencias entre los futbolistas del país”.
Las normas
“Todos los clubes pueden tener hasta cuatro futbolistas extranjeros, uno de ellos asiático. Todos pueden jugar a la vez sin ningún tipo de problemas. Los maldivos son jugadores ligeros, delgados y muy rápidos. Técnicamente no tienen mal nivel, pero se notan las carencias en lo táctico”.
Los horarios
“Todos los partidos se juegan a la misma hora, a las 4 de la tarde y a las 9 de la noche. Obviamente, el calor y la humedad se notan, pero al final te vas acostumbrando poco a poco. Al principio sí que cuesta bastante adaptarte a las condiciones climatológicas”.
Los estadios y la afición
“Todos los equipos juegan en el mismo estadio, el Nacional de Malé. El césped no suele estar en buenas condiciones al jugarse tantos partidos; además, lo normal es que esté bastante duro. Es césped natural, pero se asemeja más a una gramilla. Al estadio va poca gente, entre 1.000 y 2.000 espectadores, y no es muy pasional”.
Los árbitros
“Los árbitros no tienen tanto nivel como los europeos, por ejemplo. No, no hay muchos escándalos arbitrales. Es cierto que los futbolistas locales protestan mucho, pero nunca pasa a mayores”.
La organización
“Antes de que comience una competición, sale todo el calendario, desde el primer momento conoces el día y el horario de todos los partidos. Sí, en este sentido no es como en España…”.
Condiciones laborales
“Aquí pagan en dólares y lo hacen mes a mes. La verdad es que, quitando algún mínimo retraso, pagan a tiempo. En este sentido, no hay ningún problema y eso se agradece. Con lo que se gana en Maldivas, puedes vivir bien y te da para ahorrar”.
Medios de comunicación
“No hay mucho ambiente futbolístico y eso se nota con la prensa. Hay mucha afición al criquet porque hay muchos indios en Maldivas. La televisión local retransmite todos los partidos, pero no hay mucho seguimiento. Las entrevistas apenas existen, aunque de vez en cuando sí que atiendes a algún periodista después de los partidos”.
Desplazamientos
“No hay desplazamientos… Viviendo en Malé, yo me dirijo al estadio andando porque vivo cerca. Los jugadores maldivos suelen ir en moto… y sin casco. No hay autobús para acudir en grupo, así que cada uno va por su cuenta”.
Servicios médicos
“En este tipo de servicios siempre hay que pagar. En los centros atienden a los maldivos sin problemas, pero todos deben terminar pagando la atención y el tratamiento. Lo bueno para los futbolistas es que el club lo cubre íntegramente en este aspecto. Por ejemplo, si tienes que hacerte una resonancia o cualquier otra prueba médica, la haces sin ningún tipo de problemas y cuentan con medios totalmente modernos para ello”.
Artículo publicado en nuestra revista O11CE METROS.