Iván Rubio - Sesiones AFE 33

Rubio, un central completo con Estados Unidos en su pensamiento 

Iván Rubio Arriezu (Pamplona, Navarra, 9 de noviembre de 1998) es un futbolista que destaca por su altura. Mide 1,93 centímetros y la demarcación en la que mejor se desenvuelve es la de “defensa central. Puedo jugar en los dos perfiles, aunque me siento algo más cómodo en el derecho”, asegura. “Como jugador me definiría como un central con buena toma de decisiones, que intenta ser lo más contundente posible en las dos áreas”, añade. 

Esa contundencia ha propiciado que sea un defensa que ve con facilidad la portería contraria a la hora de marcar goles. “El año pasado fui el central con mejor promedio goleador de la Segunda Federación, aunque sólo pude jugar a partir de enero, ya que estaba en Estados Unidos durante la primera vuelta”, comenta el jugador navarro. 

Beckenbauer y Godín 

Al preguntarle por su jugador de referencia, Rubio cuenta que, “desde pequeño, un jugador con el que siempre me han relacionado era Beckenbauer. Tendría yo unos 11 años y el padre del portero de mi equipo siempre me decía que me parecía mucho a él. Con el paso de los años empecé a ver videos suyos y me gustaba. De mi época, yo me quedaría con Diego Godín”. 

A sus 25 años, Rubio tiene muy claro el planteamiento que se hace en su carrera deportiva. “Hace dos años me fui a Estados Unidos. Es un fútbol diferente a nivel físico y yo físicamente creo que ahora estoy en mi mejor momento, por eso estoy preparado para lo que venga”, comenta.  

Su intención es irse a Estados Unidos o Canadá. “Estoy intentando buscar una plaza, especialmente en la MLS Next Pro, como la Segunda División de aquí, y me gustaría intentar quedarme por allí una temporada. Estoy hablando con varios clubes, todavía no hay nada concreto, pero sí estoy en contacto con ellos, aunque también estoy abierto a las ofertas que me puedan surgir aquí en España”, afirma. 

Rubio comenzó a jugar al fútbol “como todos los chavales, con los amigos, y luego ya en el equipo del colegio. De pequeño era delantero. Fui despuntando y con 10-11 años me llamó el Club Atlético Osasuna para jugar un torneo de verano contra otros equipos de Primera División. Luego, en las categorías de Cadete y Juvenil, estuve en el Oberena”. 

Pronto dio el salto a la Tercera División. Se empezó a curtir como futbolista en esta categoría, primero en el Burladés, donde tuvo “una experiencia muy buena. Era un equipo que, a priori, iba a estar en la mitad de la tabla y acabamos la Liga en tercera posición, disputando unos ‘play-offs’ de ascenso a Segunda B. Jugué todos los minutos, que siendo mi primer año de ‘senior’ tampoco era lo normal”. 

Gracias a esa buena temporada tuvo varias ofertas, “pero por el tema de los estudios no quise salir y acabé firmando por el Peña Sport”, explica. “Allí fue otra manera de vivir el fútbol, mucho más profesional. El trato por parte de todos fue fantástico y disfruté mucho”. Estuvo dos temporadas, en la primera marcó 4 goles y en la segunda 6, y después firmó por el Racing Rioja, donde “formamos un equipazo. Ganamos absolutamente todo, nos clasificamos para la Copa del Rey y jugamos contra un Primera División, el Eibar de Mendilibar; quedamos primeros en la Liga y ascendimos. La verdad es que fue un año para recordar”. 

En sus últimas dos temporadas ha militado en Segunda Federación, de nuevo en el Peña Sport y en el Atlético Cirbonero. Estos dos años, “sólo he estado jugando en España de enero a mayo, porque he estado en Estados Unidos de mayo a diciembre. Lo que más he notado es la diferencia de fútbol entre Estados Unidos y España, sobre todo el aspecto físico. Aquí hay más ritmo de balón, pero sin balón es todo mucho más físico en allí.

Ingeniero informático con MBA

Iván Rubio acaba de terminar sus estudios de MBA, Máster en Administración de Empresas, que ha complementado con la carrera que se sacó en Pamplona, Ingeniería Informática. “Nunca quise salir hasta que no acabara la carrera”, dice el jugador navarro, que añade que “ahora tengo una ingeniería y dos másters, creo que ya me vale. Ahora sí que puedo hacer más sacrificios por el fútbol y estoy abierto a todas las ofertas”. 

Decidió apuntarse a Sesiones AFE porque, “a varios compañeros que habían venido les fue muy bien, me las recomendaron y me hablaron maravillas. La verdad es que hasta que no vienes no te haces a la idea del nivel que hay y del lujo que tenemos por participar en ellas. Nos dan mucha visibilidad y nos pueden ayudar mucho, sin olvidar que la gente que conoces, los compañeros y amigos, es algo que no tiene precio. Es una experiencia en la que se disfruta muchísimo”. 

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