Manolo Castro

Manolo Castro y la ‘huelga de las botas caídas’: “Días de miedo, amenazas constantes y mucha ilusión”

Fue uno de los hechos más relevantes de la historia del fútbol español. Este 4 de marzo de 2024 se cumple el 45º aniversario de la ‘huelga de las botas caídas’. Episodio trascendental, que marcó un antes y un después en el deporte español. Una jornada de huelga que arrancó el 3 de marzo de 1979 -y se consumó por completo el 4 de marzo-, con dos partidos que debían activar al resto, dos partidos en el foco de una sociedad entonces nada acostumbrada a este tipo de hechos. La jornada se ponía en marcha con los encuentros Castilla-Sabadell y Tenerife-Bilbao Athletic, de Segunda División y con ellos la huelga. José Manuel García Castro (Madrid, 24 de junio de 1955), capitán del filial del Real Madrid, evoca lo que sucedió en aquella intensa jornada.

Conocido futbolísticamente como Manolo Castro, recuerda que “los días previos a esa jornada de huelga, ni nosotros mismos sabíamos hasta dónde podía llegar. Había mucho ajetreo e incertidumbre, pero también mucha ilusión y convencimiento de que había que hacer algo para que dejaran de ocurrir determinadas cosas”. Se refiere al derecho de retención, a la inclusión de los futbolistas en la Seguridad Social o la supresión del límite de edad que no permitía al jugador Sub23 jugar en Tercera División.

Esclavitud

“Había esclavitud, sobre todo con los que estábamos en equipos filiales. Era muy difícil ascender al primer nivel a pesar de que había equipos interesados. Los clubes se quedaban con la duda de que triunfáramos y aplicaban ese derecho de retención que cercenaba nuestras oportunidades y teníamos que seguir en nuestros clubes”, y por ello, dice Manolo Castro, “muchos, la mayoría, se quedaban sin saber qué habría podido ocurrir en el caso de fichar por otro club”. En cuanto a la Seguridad Social, añade, “pagábamos la patente de artista y recuerdo que nos reíamos mucho con este asunto”.

Los días previos a ese sábado 3 de marzo fueron “de mucha ilusión, pero de muchos miedos porque las amenazas eran constantes. Nos decían que nos iban a sancionar económicamente, teniendo unos contratos que no nos deparaban pingües beneficios, esa es la realidad. Y, además, los más jóvenes éramos los que debíamos dar el primer paso a la hora de ejecutar la huelga”.

Pone en valor Manolo Castro el respaldo recibido por las estrellas del fútbol español del momento. “Esperamos a que llegara el día y la verdad es que los jugadores del Castilla recibimos el respaldo de los compañeros del Real Madrid. No me puedo olvidar de Vicente del Bosque, que era igual de señor como ha demostrado a lo largo de su vida deportiva. Tampoco del querido y recordado Juanito. Un personaje al que la gente no llegó a conocer de verdad. Era un excelente compañero. Nos ayudaban con su ánimo y su corresponsabilidad, siempre a nuestro lado pasara lo que pasara”.

Respaldados por las figuras del momento, pero sufriendo interiormente, “porque era muy difícil para un grupo de chicos jóvenes dar ese primer paso de ejercer el derecho a la huelga. No todo el mundo estaba convencido y se pueden entender perfectamente los miedos. Yo tenía 23 años, pero había jugadores más jóvenes en el Castilla. Todos soñábamos con llegar al Real Madrid y nos costó dar el paso, aunque tuviéramos el respaldo de los futbolistas del primer equipo”.

Reconoce Manolo Castro que “sabíamos que no era un juego, teníamos conciencia de que era muy importante lo que se estaba jugando con esa huelga. Teníamos miedo, a pesar de saber que se podían alcanzar cosas muy positivas para los futbolistas. Veíamos la necesidad de que todos los puntos de los que he hablado antes tenían que revertirse de alguna manera. El fútbol debía cambiar y el convencimiento era absoluto”.

Contacto con AFE

“Teníamos información de AFE y lo que trascendía de los clubes es que los futbolistas pagaríamos las consecuencias”, denuncia el excapitán del filial blanco. “Más en nuestro caso, que éramos los primeros. Si se jugaba el Castilla-Sabadell, adiós a la huelga…” Ese día, como siempre que jugaban en casa, “fuimos a comer a la Ciudad Deportiva para trasladarnos a continuación al Santiago Bernabéu. Lo que generalmente eran momentos de confraternidad y camaradería, con directivos asistiendo al almuerzo, dio paso a otro escenario. Había mucha tensión”.

No puede olvidar a otra figura trascendental para AFE, como fundador e impulsor del nacimiento del sindicato, como es Manuel Esteo. “Ese día quería estar con nosotros, pero no le permitían entrar en la Ciudad Deportiva. Y llegó como llegó, en el maletero de un coche… Así, tuvo la oportunidad de demostrarnos un apoyo que en ese momento nos resultaba vital porque estábamos bastante asustados. Sin tener conciencia de lo que nos jugábamos y de lo que iba a pasar horas después”.

A nivel personal, Castro se emociona porque “no deja de alegrarte que una persona como Manuel Esteo, que representaba mucho en aquel tiempo, tuviera un recuerdo personal hacia mí, aunque yo era uno más. Ser el capitán del Castilla me hizo ser más protagonista porque tienes que estar en primera línea, pero todos mis compañeros fueron igual de significados y valientes”.

Haciendo historia

Se acercaba la hora de la verdad “y fuimos al estadio con la absoluta certeza de que no íbamos a jugar el partido. Había nervios, la adrenalina estaba muy arriba pensando en qué pasaría. Había una inquietud enorme y ganas de que pasara todo cuanto antes. No éramos conscientes de que estábamos haciendo historia, estábamos con la ilusión de que con nuestra acción iban a cambiar cosas que no estaban bien”.

“Fueron momentos de incertidumbre, pero las últimas dudas se habían despejado con la aparición de Manolo Esteo”, destaca Castro, al mismo tiempo que “hablábamos con Vicente del Bosque y Juanito, que nos animaban a ser fuertes. Nos transmitían que confiáramos en ellos pensando en las consecuencias que podíamos pagar”. Y cuando la hora del partido estaba próxima, “a las cuatro de la tarde hablamos con ellos de nuevo y no dejaron de insistir en un mensaje que vitalmente necesitábamos escuchar: No tengáis miedo, lo que os pase a vosotros, nos va a pasar también a nosotros porque vamos a estar en medio. Y gracias a Dios, todo llegó a buen fin”.

“Creo recordar que hubo alguna comunicación con los compañeros del Sabadell, que nos transmitieron que iban a jugar a lo mismo, es decir, que no habría partido”, dice el exfutbolista, aunque ya una vez encauzada la jornada de huelga “seguíamos con miedo, sabíamos que lo que habíamos hecho contravenía lo establecido. En la calle la gente no lo entendía, siempre se decía que era la huelga de los millonarios y yo me moría de la risa porque no se conocía la realidad. ¿Millonarios? Fue triste que ese día gente que te quiere, deja de hacerlo, te insulta, te tira monedas… A mí me las dieron todas y fue triste ver la situación que se creó”.

Orgulloso

Ahora, con la perspectiva que da el paso del tiempo “tomo más conciencia que nunca de lo que significó aquello y me siento muy orgulloso. Igual que renegaba en aquel tiempo por ser los primeros que debíamos dar el paso, ahora me alegro infinitamente por haberlo dado. Me siento muy orgulloso de lo hecho y de mis compañeros. Todos fuimos capaces de vencer. Vencimos nuestros miedos y sacamos lo mejor de nosotros. Significó algo muy importante para todos los que nos dedicábamos a jugar al fútbol”.

No quiere olvidarse de un colectivo que unió sus fuerzas y que en todo momento alentó y apoyó a los futbolistas, “los medios de comunicación. Las personas que tiraban de nosotros, los veteranos, estaban muy cerca de los periodistas porque eran personas públicas de primer nivel. La verdad es que la prensa, desde el primer minuto, estuvo a nuestro lado, absolutamente… Había muchas cosas que ayudaban a que ocurriera, porque eran tiempos convulsos en la RFEF, que actuaba de una manera un poco inquisitorial. Los futbolistas encontramos en la prensa un amigo incondicional”.

A partir de ese momento histórico, significa Manolo Castro, “vimos que AFE se convirtió en algo vital para los futbolistas. Se siguieron viviendo capítulos penosos, como en mi caso, que lo pasé muy mal para cobrar los emolumentos que tenía firmado en otros clubes en los que jugué. Pero gracias a AFE dejaron de ocurrir este tipo de situaciones para bien de muchos futbolistas. Me parece una institución imprescindible para que muchas de las cosas se desarrollen de la manera más racional entre clubes y jugadores”.

A nivel personal, Manolo Castro, sufrió mucho a lo largo de su carrera, “porque me tuvieron que operar cuatro veces y estuve 19 meses alejado de los terrenos de juego. Mi objetivo era volver a jugar cuando mucha gente me decía que iba a ser imposible”, pero subraya que “he visto con el transcurso de los años, que ningún futbolista ha tenido que penar tanto como nosotros en aquella época. Todas las intenciones que tenga AFE, estoy absolutamente seguro, tienen la voluntad de seguir mejorando el lugar que los futbolistas deben ocupar”.

Manolo Castro, a modo de conclusión, no tiene dudas. “Hay que seguir respaldando a AFE como en aquellos tiempos, seguir dándole todas las oportunidades para ayudar a la gente, sobre todo a la que menos tiene. La inmensa mayoría son ‘los otros’, y me refiero a que para mí es tan futbolista uno de Segunda Federación como uno de Primera División”. Y por ello, dice para acabar, “aprovecho la oportunidad para animar a David Aganzo y a las personas que forman parte de AFE a que sigan ayudando a los y las futbolistas”.

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