Nacho Ruiz, el punto de madurez necesario para triunfar en cualquier equipo
Participante de la edición XXIX, Ignacio Ruiz Lluch (Valencia, 11 de marzo de 1997) estuvo integrado durante los últimos días de la pasada al sustituir a un compañero que encontró equipo antes de que finalizara. “El grupo de la pasada edición era increíble, me acogieron muy bien todos los compañeros” y reconoce que se sintió “muy bien en los dos partidos” en los que participó.
“Nunca me había atrevido a dar el paso, pero me aconsejaron que me apuntara a Sesiones AFE”, dice Nacho Ruiz, que con 25 años “me siento bien en esta etapa de mi carrera deportiva. Tengo la experiencia necesaria para rendir a mejor nivel, uno se va conociendo más a sí mismo, sabe sus puntos fuertes y débiles… Todo ello es positivo para manejarte en un terreno de juego. Ahora estoy a la espera de formar parte de un proyecto importante”.
Puyol y Jordi Alba
Lateral izquierdo, explica que “también me puedo desenvolver en otras demarcaciones. Por ejemplo, en el Alavés jugué varios partidos de lateral derecho, igual que lo he hecho de extremo o de central. Me gusta defender, pero también incorporarme al ataque. Voy bien de cabeza, disfruto mucho en los saques de esquina o faltas laterales porque tengo buen salto y me desenvuelvo bien. Puedo sorprender en ataque en acciones a balón parado. Me considero un jugador constante y regular”.
Interesado en el mundo de la moda, “me gusta mucho y estoy intentando introducirme en este ámbito”, Nacho siempre ha tenido como ídolo a Carles Puyol, “por su contundencia, su agresividad… Igual que también me gusta mucho Jordi Alba”.
El defensa ingresa con 5 años en la cantera del Valencia, y a los 12 pasa al Levante donde permanece cuatro temporadas. Posteriormente, y tras 3 años en el Huracán Valencia, época en la que fue seleccionado por la Selección de Valencia, ficha por el Espanyol con 18 años, “un paso importante, aunque viví momentos duros porque eres joven y echas en falta a la familia”.
Un defensa con gol
Nacho Ruiz, tras dejar el club blanquiazul, pasa consecutivamente por Arandina y Alavés B, con especial recuerdo a su época en Vitoria, donde el primer año juega el ‘play off’ de ascenso a Segunda B, sin éxito, aunque sí la temporada siguiente. “Tras 13 años, el filial del Alavés subía a Segunda B y yo era el capitán. La verdad es que fue un logro muy importante”, dice con orgullo.
El futbolista regresa al Levante para jugar en su filial, en Segunda B, pero llega la pandemia en el peor momento, “pues teníamos muy buen equipo y marchábamos muy bien”.
Sus últimas aventuras las ha vivido en Portugalete y Atlético Pulpileño, “jugando en este último equipo 30 partidos, una temporada en la que me sentí muy a gusto y disfruté mucho en el terreno de juego”, resaltando para acabar su faceta goleadora, “pues la pasada campaña marqué ante Eldense e Intercity, que finalmente ascendieron a Primera RFEF, mientras que en el Alavés sumé 5 y 2 más en el Portugalete”.
